Cuando sientes que Dios te ha fallado.
No lo entiendo. Oré. Tenía fe en Él. ¿Por qué no contestó mi oración? Siento que Dios me ha fallado.
Quizás Marta luchaba con este tipo de diálogo en su cabeza. Su hermano Lázaro, amigo íntimo de Jesús, estaba enfermo. Mandó a llamar a Jesús. ¿Por qué se demoró?
Me encanta cuando la Biblia incluye historias difíciles, porque la vida es dura. Como Marta, necesitamos confiar en nuestro Dios cuando lidiamos con la decepción.
Marta sabía que Jesús podía sanar a su hermano. Le dijo a Jesús: «Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas» (Juan 11:22, NVI). Pero ella no entendía por qué Él no había venido antes (Juan 11:21).
Aun así, Jesús sabía que Dios lo escuchaba. Oró con confianza: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste» (Juan 11:41-42).
Jesús entonces gritó con fuerza: «—¡Lázaro, sal fuera!» (Juan 11:43, NVI).¡Y el Lázaro muerto salió vivo de su tumba!
Jesús dio gracias a Dios en tiempo pasado («me has escuchado»); sin embargo, esta es la primera vez que lo vemos orando a Su Padre en este pasaje. Las palabras de Jesús revelan que Él y Su Padre debieron haber estado hablando todo el tiempo: en comunicación continua durante el viaje de Jesús, durante Su encuentro con las hermanas de Lázaro y en camino a la tumba.
Como hijas de Dios, también tenemos esta puerta abierta de comunicación disponible. No importa dónde estemos, cómo nos sintamos o qué enfrentemos, Él está con nosotras, esperando conversar. Esto no significa que todas nuestras oraciones serán respondidas como deseamos; la oración no tiene ese propósito. La oración es comunión con nuestro Padre celestial. Podemos tener la confianza de que Él nos escucha, al igual que Jesús.
Jesús sabía que Dios lo escuchaba y conocía el corazón de Dios hacia Él en Juan 11. Los discípulos de Jesús serían testigos de esta confianza incluso mientras luchaba en oración en el jardín de Getsemaní y más tarde en la cruz.
En la crucifixión, tal vez los discípulos sintieron que Dios les había fallado. Jesús dijo que Dios lo escucha. ¿Por qué Dios no respondió a Su súplica en la cruz? Pero habrían estado muy lejos de la verdad. Dios estaba respondiendo la mayor de las oraciones: la salvación para todos por medio de Jesús (Juan 3:16).
Podemos confiar en nuestro Padre celestial. Aunque no entendamos Sus caminos ni Sus porqués, podemos confiar en que Su resultado, tal como sucedió en la tumba de Lázaro y en la cruz de Jesús, será para la gloria de Dios.
por LYNN COWELL