Ver más allá del retrato.
Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente.
Génesis 50:20 (NBLA)
Una de las cosas que hemos perdido a causa de la era digital son los álbumes de fotos familiares. Claro, puedes navegar por todas las fotos en tu teléfono, pero no es lo mismo que tener un álbum de fotos en tu regazo, pasando las páginas con tu mamá o tu abuela, y escuchar mientras ella narra los retratos de tu vida.
El problema con las fotos es que sólo capturan un momento en el tiempo. No cuentan la historia completa.
El libro de Génesis contiene la biografía épica de José: un pastor convertido en esclavo que se convirtió en el salvador de una nación. La historia de José y su familia es un ejemplo poco común de un final feliz. Aún así, cuando corremos a la parte buena en su historia (o cuando intentamos hacer lo mismo en nuestras propias historias), nos perdemos la verdad que resuena por toda la Biblia: Dios siempre está obrando.
Esa es la canción que cantó la vida de José desde el pozo…
Y cuando José llegó a sus hermanos, lo despojaron de su túnica, la túnica de muchos colores que llevaba puesta. Lo tomaron y lo echaron en el pozo (Génesis 37:23-24a, NBLA).
Los hermanos de José habían dejado que las células de la rivalidad entre hermanos y la comparación se metastatizaran en un odio genuino. Después de tirarlo a un pozo, lo vendieron como esclavo por un poco de dinero rápido y lo vieron arrastrar los pies en cadenas hacia un futuro incierto.
No podemos suavizar este momento. Lo que pasó en la familia de José es feísimo. Ah, pero esto es sólo un retrato. La historia de José continúa enseñándonos que lo que Dios está haciendo ahora no es todo lo que Él está haciendo.
Hay momentos en tu familia cuando suavizar las cosas tampoco funcionará. Puede que estés aturdida por una traición, haciendo tu mejor esfuerzo para no lamer heridas viejas, preguntándote qué hacer con tu decepción profunda, o batallando para ver lo bueno en el sufrimiento que tu familia ha soportado.
Cuando aquellos que deberían amarnos y cuidarnos nos abandonan y lastiman, todas enfrentamos la tentación de dudar de la bondad y lealtad de Dios.
Dios no es un candado para forzar, un código para descifrar ni un acertijo para resolver. ¡Él es demasiado grande para eso! Esto significa que no siempre entenderemos las maneras en las que Él está obrando en nuestras familias. Pero Él siempre está obrando.
Años después, José declaró ante sus hermanos:
Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente (Génesis 50:20).
A veces Dios obra en décadas, no en días. Quizás es porque Dios no sólo obra para nuestro bien; Él también obra en nosotras. ¡Qué obra tan notable hizo Él en los corazones de la familia de José! Qué obra tan notable Él está haciendo en ti y en tu familia.
Hoy pide la fe para ver más allá del retrato.
por ERIN DAVIS