La oración por el rescate de los labios mentirosos;
La oración por el rescate de los labios mentirosos; el poder sustentador de Dios; la oración por la paz de Jerusalén; la bendición por confiar en Dios
Todos los varones judíos que estaban físicamente listos y limpios según las ceremonias requeridas bajo la Ley de Dios tenían que ir a Jerusalén tres veces cada año (Éxodo 23:14-17; Deuteronomio 16:16).
Con confianza en la protección del Señor en sus jornadas, el adorador israelita podía cantar: «Mi socorro viene de Jehová . . . Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre» (Salmo 121:2,8).
Los Salmos eran cantados mientras ellos viajaban hacia Jerusalén para participar en las fiestas, los sacrificios, y la adoración. Aunque algunos tenían que viajar de una a tres semanas para llegar a Jerusalén, estas jornadas eran un gran gozo para ellos. Todos cantaban con seguridad que el Señor iba a proteger sus hogares y sus posesiones durante su ausencia. «He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel» (121:4). El salmista dijo: «Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en Su Palabra he esperado. . . . Porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con Él» (130:5-7). Los israelitas eran enseñados a confiar en el Señor por Su provisión y Su protección, como también por el perdón de sus pecados.