La confianza de David en Dios
La confianza de David en Dios; la destrucción de los malvados; la oración de un corazón arrepentido; la brevedad de esta vida
Mientras que David se sentaba a ver la leña quemándose en el fuego, y al ver sus llamas brillantes lentamente convertirse en ceniza, así él se recordó que cada vida, aunque en un tiempo estuvo brillando, muy pronto se desvanece y termina en la muerte. El Espíritu Santo le movió a escribir: «Se enardeció mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego . . . » (Salmo 39:3). Esto nos hace ver que no importa la inspiración y las promesas que una vida tenga, pronto terminará. David entonces oró: «Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de Ti; ciertamente es completamente vanidad todo hombre que vive. Selah» (39:4-5). La oración de David nos lleva a ver que la brevedad de esta vida es un asunto que toda persona tiene que considerar, no es algo solamente para los ancianos. Sin embargo, nuestra cultura trata de distraernos para no reconocer que esta vida es muy corta, y así perdemos las oportunidades de cumplir con la voluntad de Dios.
Comparada con la eternidad, la vida en esta tierra es «corta» — muy breve. Aún, más extraño, es ver lo fácil que perdemos el tiempo en las actividades diarias y nos olvidamos que nuestra vida sólo está a un suspiro de este lado de la muerte.
En esta breve jornada aquí en la tierra, puede que pensemos en el pasado y tengamos que revivir algunas experiencias o repetir algún trabajo; pero, en este viaje por la vida el tiempo perdido no se puede recuperar. Esto nos hace considerar seriamente lo que Dios quiere que hagamos hoy en día y así llegar a usar cada oportunidad que el Señor nos da para servirle. En Su Palabra podemos aprender lo que Dios espera de nosotros.