El llamamiento de Dios para con Israel.
El llamamiento de Dios para con Israel; las lamentaciones de Jeremías por Judá; la corrupción espiritual y civil; la destrucción de Judá
El profeta Jeremías empieza su ministerio público cerca del año decimotercero del reino del rey Josías de Judá (Jeremías 1:2). Jeremías desenmascaró el estilo de vida de los israelitas, comprometidos a una vida mundana, cuando les llamó « . . . pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye . . . No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron. . . . ¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la Palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman» (5:21,23; 6:10; ver Lucas 8:10). Manasés, el abuelo de Josías y Amón su padre habían sido reyes malvados quienes habían guiado al pueblo a abandonar a Dios y le animaron a alabar a los dioses falsos.