He sentido ansiedad por muchas cosas difíciles en mi vida. Pero algunas de las situaciones más difíciles son aquellas en las que alguien con quien pensé que podía contar rompió mi confianza y mi corazón.

Basta con ser traicionada una vez para comenzar a sentir angustia y miedo por los riesgos de las relaciones.

Recuerdo que cuando era una niña pequeña en el patio de recreo de la escuela, una niña que pensé que era mi amiga comenzó a burlarse de mí delante de los «chicos populares». Nunca olvidaré la sensación que tuve cuando se alejaron juntos, riendo, y ella no volvió a mirarme.

Creo que esa fue la primera vez que me di cuenta de que a veces la gente solo quiere lo que quiere, y si me lastiman en el proceso de conseguirlo, pueden justificarlo porque sienten que vale más que su relación conmigo.

Quizás tengas una historia de desconfianza como esta.

En la Biblia, la palabra Hebrea para «confiable» es batah. Cuando esa palabra se dirige a Dios, siempre tiene un sentido positivo. Pero cuando esa misma palabra se refiere a las relaciones humanas, a menudo tiene una connotación negativa, llevando la sensación de que las personas no siempre serán confiables.

La naturaleza confiable de Dios es cierta. A veces, la naturaleza confiable de los demás no lo es. Esto no significa que sea imposible confiar en los demás, pero sí significa que todas las relaciones tendrán que manejarse con gracia, sabiduría, perdón, límites saludables y una comprensión de cómo funciona la confianza.

Si hoy estás lidiando con problemas de confianza en cualquier nivel, considera lo que mi amigo, el Dr. Joel Muddamalle, dijo una vez en una conversación sobre superar el desamor, el dolor y la decepción: «Una de las preposiciones más poderosas en la Biblia es la palabra «por»».

Los Israelitas tuvieron que pasar por el Mar Rojo para escapar de Egipto.
Tuvieron que pasar por el desierto hasta la tierra prometida.
Jesús tuvo que pasar por el sufrimiento de la cruz para nuestra redención.

Isaías 43:2 también dice: «Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, Y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, Ni la llama te abrasará» (énfasis añadido).

A veces tenemos que pasar por algo, incluso cuando queremos desesperadamente superarlo rápidamente. Pasar nos lleva al otro lado con una mayor comprensión de que Dios siempre ha estado y siempre estará con nosotras.

Sé que es tentador aislarse. La historia que solía contarme era que las relaciones son solo una receta para el dolor eventual, y no quería volver a experimentar ese dolor; por lo tanto, los riesgos de confiar en los demás eran demasiado altos. Si hoy compartieras preocupaciones similares conmigo durante un café, escucharía con gran comprensión y sin juicio. Superar la desconfianza es difícil. Pero, amiga, es posible confiar en Dios incluso cuando tenemos dudas sobre lo que Él está haciendo.

Y sé que llegarás al otro lado. No elegiste lo que sucedió cuando otros rompieron tu confianza. Pero sí tienes la opción de cómo avanzar. Sanarás. Superarás esto. Y no estarás sola en ningún momento.

Padre Celestial, te entrego mis ansiedades, miedos y dudas relacionadas con la confianza. No tengo que sentirme avergonzada por tener problemas de confianza. Tampoco tengo que avanzar más rápido de lo que estoy preparada. Pero al mismo tiempo, no voy a poner excusas para no sanar. Estoy dando un paso a la vez, avanzando contigo en este viaje de crecimiento en la confianza. Dame el coraje, la sabiduría y la esperanza que necesito. En el Nombre de Jesús, Amén.

por LYSA TERKEURST