Regalos para el día del padre
Cuando nuestros cuatro hijos eran pequeños, me compraban regalos para el día del padre. Me regalaban la corbata tradicional o incluso el temido “jabón en cuerda”. Para colmo, usaban mi dinero para comprar esos regalos.
Un año, les dije: «lo que realmente me gustaría más que nada es una nota escrita por cada uno de ustedes diciéndome cómo les va y cómo se sienten respecto a nuestra relación». Este año, mi hijo mayor cumple 40 años y aún recibo notas de todos mis hijos y también de mis nietos.
Actualmente no tengo ninguna de esas corbatas que me regalaron y nunca usé el jabón en cuerda (creo que regalé todos). Pero guardo cada una de las cartas que me han dado, y me brindan pura alegría. Mis hijos me han ayudado a saber lo que más les importa individualmente y cómo mostrarle amor de formas únicas a cada uno.
No siempre lo hice y no siempre lo hago bien, pero la oración del apóstol Pablo a los filipenses me inspira a seguir buscando formas de demostrarle amor a mi familia. Pablo escribió: “Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio” (Filipenses 1:9).
El enfoque particular de la oración de Pablo era que el pueblo de Filipos aprendiera a amar. Cuando aprendemos a amar mejor a las personas, no sólo aumenta su gozo, también la nuestro. La palabra “abundar” significa “más que suficiente”. Pablo quería que los filipenses tuvieran tanto amor dentro de ellos que no tuvieran más lugar para almacenarlo ni otra alternativa más que se desbordara hacia los demás.
Si el apóstol Pablo acertó, las cartas de mis hijos también les traen alegría. Saber que están en una posición única de intimidad conmigo y que, a través de su conocimiento profundo sobre mí, pueden crear algunas palabras que elevan mi medidor de alegría, bueno, eso es, sin duda, una fuente de alegría para ellos.
Este es tu “Reto de Alegría” hoy: escribe una carta a un familiar o amistad cercana que podría necesitar de apoyo. Infunde alegría en sus vidas escribiendo las cosas que has visto en ellos y que los hacen especiales. Menciona una forma específica en la que ha marcado una diferencia en tu vida o en la vida de otros. No tiene que ser algo muy grande. Puedes enviárselo por mensaje de texto, correo electrónico, correo postal o colocarlo en un lugar donde lo encuentre. Quizá incluso puedas sentarte con esa persona y leer la carta en voz alta. Después puedes preguntarte: ¿Le brindaron alegría tus palabras? ¿Te alegró el alma?
Seamos conocidos por nuestro amor profundo, sincero y verdadero por los demás, y que nuestra alegría aumente gracias a ello.
Querido Dios, concédeme un corazón de amor y alegría abundante. Enséñame a amar a los demás en las formas en las que Tú amas. Gracias por aquellos que me aman bien y por amar tanto a Tus hijos que enviaste a Jesús a la tierra. En el Nombre de Jesús, Amén.