Recientemente.
Recientemente, recibí noticias intimidantes tras una resonancia magnética que me dejaron incierta sobre mi salud. A medida que el miedo se apoderaba de mí, sentí una ansiedad abrumadora y una opresión en el pecho. Buscaba paz, pero mi mente estaba consumida por pensamientos preocupantes que dificultaban concentrarme o confiar en Dios.
Tal vez hayas experimentado algo similar.
Nada perturba nuestra confianza como el temor. La incertidumbre mientras esperamos el reporte médico. La almohada llena de lágrimas que sostiene nuestra cabeza por la noche mientras reflexionamos sobre las decisiones peligrosas de nuestros hijos. El montón de cuentas cuya suma es más que el dinero disponible en el banco para pagarlas.
El miedo es una parte inevitable de la vida. Pero cómo manejamos ese miedo marca la diferencia. Afortunadamente, la Biblia nos ofrece varios ejemplos de fidelidad, incluyendo 2 Crónicas 20, que destaca la confianza y resolución firme del rey Josafat en el Señor durante tiempos difíciles.
En este capítulo, el rey Josafat enfrentó una gran coalición que iba a la guerra contra su ejército pequeño en Judá, una circunstancia que alarmaría a cualquiera. Sin embargo, Josafat buscó intencionalmente al Señor:
Atemorizado, Josafat decidió consultar al SEÑOR y proclamó un ayuno en todo Judá (2 Crónicas 20:3).
Observa las palabras junto al nombre de Josafat: “atemorizado” y “decidió”. Su temor natural, humano, fue igualado por una resolución sobrenatural y profunda de buscar al Señor, una práctica espiritual cultivada a través del tiempo, que surgió simultáneamente con sus temores.
La resolución de Josafat estaba arraigada en buscar a Dios y en fomentar una relación con Él. No podemos experimentar una paz verdadera apartados de nuestra conexión con Dios. Así que Josafat lideró a su pueblo en oración y ayuno, enfocándose en su Dios omnisciente en lugar de las situaciones desconocidas que estaban fuera de su control.
Cuando sientes que la ansiedad o el miedo te abruman, ¿qué buscas? ¿Acudes a las Escrituras, a la oración y a la comunidad de fe? ¿O permites que la ola de emociones te distraiga de tu enfoque? Enfocarnos en Dios en lugar de en nuestro miedo no es un acto pasivo; es una elección intencional.
Admito que no siempre reacciono como el rey Josafat cuando el miedo se presenta en mi vida, pero quiero practicar su decisión. Te animo a hacer lo mismo fijando tus ojos en Dios, orando y reconociendo Su soberanía. Él es quien conoce nuestros temores y tiene planeado nuestro futuro (Jeremías 29:11).
Como seres humanos, sentir miedo es natural. Pero vivir en el miedo no es necesario porque la paz de Dios es nuestra herencia (Juan 14:27). Y cuando nos enfocamos en Dios, invitamos a que Su paz entre en nuestros temores.
Podemos estar alarmadas y decididas al mismo tiempo, haciendo eco a las palabras de oración de Josafat en 2 Crónicas 20:12c: “no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia Ti»” (NBLA).
Querido Dios, gracias por recordarme que mis emociones no tienen que fluctuar bajo la intimidación del miedo. En cambio, el miedo puede ser el catalizador para mi conexión contigo en oración. Quiero más de Tu paz que sobrepasa todo entendimiento. En el Nombre de Jesús, Amén.
Jackie Smith-Bell