Lo que más necesitamos cuando nos sentimos excluidas.
Vino corriendo hacia mí, con su rostro lleno de angustia, mi amiguita de 7 años, participante en el club después de la escuela en el que yo era voluntaria. Su mejor amiga estaba jugando con otra persona. Ella hubiera podido unirse al grupo, pero le daba vergüenza jugar ese juego porque no lo jugaba bien y todas sus emociones estaban alborotadas.
Mi corazón se desgarró por ella. Yo también intentaba encajar ya que era nueva en la ciudad. No había recibido una respuesta a una invitación para tomar un café por segunda vez de una persona que quizá podría ser una amiga. Todas las demás que había conocido estaban involucradas en actividades que no eran lo mío.
Sé lo que es sentirse excluida. Todas conocemos ese sentimiento.
Sabemos lo que es sentirse sola entre una multitud. Conocemos esos anhelos turbulentos, tanto de ser vistas como de ser escondidas en algún lugar seguro. ¿Quién no ha luchado con la sensación de ser traicionada, acomplejada y rechazada cuando no encajamos en los absoluto?
A veces somos excluidas intencionalmente, pero a menudo nos sentimos excluidas simplemente porque el quebrantamiento del pecado se derrama en la dinámica social, incluso en nuestras mejores relaciones.
Pero hay una relación en la que nunca nos quedamos fuera.
Jesús les dijo a Sus discípulos, «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes» (Juan 15:15).
A través de la muerte y la resurrección de Jesús, Él hizo un camino para que todas fuéramos Sus amigas. Por la fe en Él, estamos para siempre incluidas en la familia de Dios y nunca estamos solas, el Padre ha enviado al Espíritu Santo para estar con nosotras siempre.
Nuestra inclusión permanente con Jesús no se basa en nuestros esfuerzos por encajar con Él y Su pueblo. Jesús dijo, «No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes» (Juan 15:16a, NVI).
Amiga, fuiste escogida por Dios. Él conoce todas las cosas de las cuales estás acomplejada, ¡Él te creó! Él conoce tus debilidades, fracasos y frustraciones y la razón por la que a veces no encajas. Aún así, ¡Él te eligió y sigue eligiéndote! Eres plenamente conocida y plenamente amada.
Si te sientes que nadie se fija en ti, recuerda que eres vista por el Padre amoroso. Si tus amigas te excluyen de su conversación sin querer, habla con Jesús, que siempre está escuchando. Si no estás segura de tu lugar en un grupo y nadie te ayuda a resolverlo, pídele ayuda al Espíritu Santo.
Dios a menudo te mostrará Su amor por ti a través de los demás y a través del gozo de encajar en la comunidad en la que Él te ha colocado. Pero aún así, a veces te sentirás excluida. Cuando te sientas así, apóyate en Él. Siempre formarás parte del círculo de Jesús, tu Amigo fiel.
Querido Dios, gracias por escogerme e incluirme en Tu familia. Gracias Jesús, por ser mi Amigo. Ayúdame a apoyarme en Tu amor y cuidado cuando me sienta excluida, y por favor ayúdame a navegar las relaciones con los demás de una manera que abunde de Tu amor. En el Nombre de Jesús, Amén.