La reprimenda de Elifaz continúa
La reprimenda de Elifaz continúa; la respuesta de Job; Job reprocha a sus amigos; la teoría de Bildad sobre las aflicciones de Job
Además de todo el sufrimiento físico de Job, sus pérdidas financieras, la muerte de sus hijos, y la amargura de su esposa contra Dios, sus tres amigos habían formulado conceptos erróneos sobre su integridad, y persistían en acusarle día y noche. Job sintió el aguijón amargo de la condenación de Elifaz cuando insinuó que Job era un hipócrita. Job no entendió por qué Dios no vino a su defensa. Aun peor, le parecía que él había sido echado por tierra por « . . . las saetas del (Shaddai) Todopoderoso» (6:4). Sin embargo, los sufrimientos de Job revelaron su discernimiento espiritual: «¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él Tu corazón, y lo visites todas las mañanas, y todos los momentos lo pruebes?» (7:17-18).
Después de una semana entera de contemplación silenciosa sobre el sufrimiento de Job, Elifaz, su amigo más viejo, habló primero (Job 2:13). Él trató de convencer a Job que tenía que confesar su pecado secreto, diciendo: «He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso (El Shaddai)» (5:17). Elifaz entonces continuó su discurso sobre las bendiciones que Job podía esperar si sólo confesaba su pecado, y confidentemente terminó diciendo: «He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así; óyelo, y conócelo tú para tu provecho» (5:27).