Encuentra valentía en las circunstancias.
Como madres, la mayoría de nuestros temores giran en torno a nuestros hijos y familias. Queremos proteger a nuestros niños y cuando sea posible, darles lo mejor que podemos, calcular cada riesgo, proveer cada necesidad, evaluar todos los resultados posibles y prepararlos para el éxito.
¿Pero qué sucede cuando tu niño enferma muy grave, o tu pequeño es expuesto a algo que no debería haber visto, o tu esposo pierde el trabajo, o tienes dolor crónico y no puedes preparar la cena para tus niños, o vives bajo la sombra de decisiones inadecuadas que tomaron tus padres? ¿Qué haces?
Tal vez estas cosas sean ciertas en tu vida. Y son verdaderamente asustadoras.
Pero hay algo más que es cierto: nosotras servimos al Dios cuyas pisadas retumban por toda la tierra, quien estableció los límites de los mares tras compuertas y erigió al amanecer en su lugar para que tome los extremos de la tierra (Job 38). Nuestro Dios camina las profundidades de los océanos, sostiene el relámpago en Sus manos y concatena las constelaciones del cielo nocturno.
Todo esto es más cierto y seguro que las circunstancias aterradoras que enfrentas ahora mismo. Entonces, la pregunta es: cuando la vida se pone aterradora, ¿qué verdad ganará en tu corazón? ¿Qué verdad tendrá el triunfo final?
Como mujeres de Dios, podemos ser valientes en el conocimiento de que Dios ha ordenado cada uno de nuestros días y que Él siempre está con nosotras. El Señor es Quien nos protege y nos guarda en perfecta paz cuando lo invocamos.
Mi ayuda vendrá del SEÑOR, el creador del cielo y de la tierra (Salmo 121:2).
Pero este es el detalle, no se nos ha pedido que jamás volviéramos a temer. Dios nos está pidiendo que lo temamos más a Él. Mantengamos nuestros miedos en perspectiva porque la cosa más escalofriante que jamás pudiera pasarnos es estar separadas de Dios, y Él ya nos ha protegido de ello en Cristo.
Es probable que las cosas se pongan mucho más aterradoras mientras atravesamos la maternidad. Podemos cometer errores, incluso algunos de gran importancia. Cualquier cantidad de dificultades podría pasar tanto a nosotras como a nuestros hijos. Pero podemos ser madres que superamos el miedo con miedo. El temor a Dios siempre puede triunfar en nuestros corazones porque, sin importar lo que suceda, podemos confiar en el carácter de Dios hoy, a sabiendas de que tenemos una herencia eterna segura, y que viviremos para siempre con Cristo.
Esto nos da valentía por encima de las circunstancias aterradoras en nuestras vidas.
Seamos madres que tememos al Señor.
Amado Señor, Tú prometiste que enfrentaríamos problemas en este mundo. Pero también prometiste que has vencido a este mundo, y a través de Ti, podemos tener una paz que sobrepasa todo entendimiento (Juan 16:33). Ayúdanos a tener valentía por Quien eres, pese a las situaciones aterradoras que estamos enfrentando. En el Nombre de Jesús, Amén.
por LAURA WIFLER