El momento favorito de mi cerebro.
El momento favorito de mi cerebro para procesar problemas es la hora de dormir.
Muchas noches, mientras trato de dormir, me despierto sobresaltada mientras mi mente intenta resolver problemas y controlar mi futuro desconocido. Tan pronto como me arropo bajo las sábanas, tranquila, quieta y somnolienta, ¡pum! me despierto de golpe, dándole vueltas a los miedos.
Los tasas de interés suben y los coches se estropean.
Niños que se enferman y padres que envejecen.
Guerras mundiales en el extranjero y desastres naturales en casa.
Es demasiado.
Rápidamente aconsejo a los demás: «Dios se encarga de esto». Es fácil decir, «»No te preocupes!» … hasta que son las 3 de la mañana y todo el mundo duerme menos yo. ¿Cómo practico lo que predico tan fácilmente?
En una de esas noches, me acordé de una película sobre un equipo universitario de remo que se entrenaba para las Olimpiadas. Ocho remeros se sentaban en la barca de espaldas a la línea de meta mientras su timonel miraba hacia delante, dando órdenes.
Para poder ganar, estos remeros tenían que confiar y obedecer todas las órdenes de su timonel, dándolo todo, remando como uno solo. Y el timonel tenía que conocer a sus remeros lo suficientemente bien como para cambiar el tono y la cadencia de su voz según fuera necesario para motivar a cada uno de forma diferente, de una brazada a la siguiente.
¿No es así como Dios quiere guiarnos hacia y a través de nuestro futuro desconocido?
En el siglo XXI, a menudo pensamos que nuestro futuro está delante de nosotros. Pero en el Antiguo Testamento, el concepto hebreo del tiempo era inverso: el pueblo de Dios veía el futuro a sus espaldas. Al igual que los remeros de espaldas a la línea de meta, centrados en su timonel de confianza para guiarlos, el pueblo hebreo se centró en su Dios de confianza, que había cumplido Sus promesas antes, para guiarlos hacia atrás a su futuro desconocido.
Los versículos claves de hoy dicen: «Busquen Su rostro continuamente. Recuerden las maravillas que Él ha hecho» (1 Crónicas 16:11-12).
El rey David dirigió estas palabras al pueblo de Israel en un salmo de acción de gracias a Dios, que había sacado a Israel del cautiverio y lo había llevado a la tierra prometida. David quería que recordaran la fidelidad de Dios incluso cuando habían sido infieles. Al Dios que fue fiel en el pasado y a lo largo de todas las Escrituras se le puede confiar también nuestro futuro.
Si tu mente se inquieta por las incógnitas de la vida, imagínate en la barca, frente a Dios, remando de espaldas al futuro. He aquí tres maneras sencillas de buscar «Su rostro continuamente» y recordar «las maravillas que Él ha hecho» (1 Crónicas 16:11-12):
- Recuerda momentos pasados de tu historia en los que Dios te ayudó a ti o a otros.
- Nombra lo que Él ya ha hecho a través de Su Palabra y en el mundo.
- Lee o escucha el Salmo 46. Deja que la Palabra de Dios te inunde mientras te duermes.
Hoy, practiquemos la búsqueda del Dios que nunca nos lleva por mal camino y recordemos todo lo que ha hecho, para que podamos adentrarnos con confianza en nuestros futuros desconocidos, donde Él ya reside.
Señor, que siempre te busquemos a Ti primero para que nos guíes a través de nuestras tormentas, confiando en Ti como nuestro Dios Quien fue, es y ha de venir. En el Nombre de Jesús, Amén.
por JODI HARRIS