Cada día, Dios nos habla.
A veces nos invita a acercarnos y escuchar mientras se revela a Sí mismo, Su carácter y Su dirección. Otras veces, nos llama a participar en Sus propósitos. O simplemente nos susurra, recordándonos Su amor asombroso por nosotras.
Escuchar a Dios es uno de esos temas que fácilmente puede generar frustración y confusión. Quizás te preguntes: ¿Cómo sé si Dios me habla? ¿Cómo puedo discernir si es Su voz o solo una idea mía? ¿Qué pasa si siento que Dios me dice que haga algo que no tiene sentido?
No hay una fórmula mágica para discernir la voz de Dios. Aprendemos a reconocer Su voz como reconocemos la voz de quienes nos rodean: conociéndolo. Y cuando lo conocemos, podemos discernir si lo que sentimos impulsados a hacer proviene de Él o no.
Nunca he escuchado Su voz de forma audible. Pero aún puedo sentir Su dirección y Su presencia cuando lo busco. Aquí tienes cinco preguntas para determinar si lo que escuchas proviene de Dios o no:
1. ¿Lo que estoy escuchando se alinea con las Escrituras?
Dios nunca nos pedirá que hagamos algo contrario a Su Palabra. Pero a menos que conozcamos las Escrituras, no podremos discernir si lo que escuchamos es consistente con ella. Conocemos la voluntad de Dios cuando leemos y oramos según Su Palabra. Obtén un diario y empieza a anotar los versículos que estudias y algunas de tus experiencias personales al leer la Palabra de Dios.
2. ¿Es consistente con el carácter de Dios lo que estoy escuchando?
La Palabra de Dios también nos provee información valiosa sobre Su carácter. Así como Dios siempre habla conforme a Su Palabra, también habla conforme a Su carácter. Dios no dirá nada que contradiga Su esencia. Cuanto más lo conocemos y más lo experimentamos personalmente, más aprendemos sobre Su carácter.
3. ¿Se confirma a través de los mensajes en la iglesia o la comunidad cristiana lo que estoy escuchando?
Cuando Dios me habla sobre un tema en particular, no puedo escapar de él. En cada esquina, hay un sermón, una lección bíblica, un orador o una conversación con una amiga que coincide con lo que he escuchado de Dios en mi tiempo a solas con Él. Escucha Su voz y luego busca la confirmación del mensaje en otras voces confiables.
4. ¿Está fuera de mi alcance lo que estoy escuchando?
A veces, Dios nos llama a hacer algo grande que no podemos hacer con nuestras fuerzas; ya sea porque está más allá de nuestra capacidad o de nuestro deseo humano natural. No es algo que podamos crear con estrategias ni manipular. Solo puede suceder mediante la intervención divina de Dios. Cuando sientas este llamado, no te fijes en tus incapacidades ni te obsesiones con tus inseguridades. Mira al Dios todopoderoso. Considera este llamado como tu oportunidad de verlo obrar en ti y a través de ti.
5. ¿Le agrada a Dios lo que estoy escuchando?
Es fácil convencernos de que no hemos escuchado de Dios. Creo que usaremos cualquier excusa para convencernos de que no es Su voz y por eso no necesitamos actuar. Pero si lo que haces agrada a Dios, entonces, aunque lo que creías oír de Él no era Su voz, aun así le complaces. Siempre debemos buscar errar por el lado de complacer a Dios.
Este filtro de cinco preguntas es un buen punto de partida en nuestras conversaciones con Dios, porque cuando esperamos escuchar Su voz, la escucharemos. Dios promete: «Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán de todo corazón» (Jeremías 29:13, RVA-2015).
Estoy muy agradecida de que sirvamos a un Dios que todavía nos habla. A cada una de nosotras. Individualmente. Justo donde estamos.
por LYSA TERKEURST