Al entrar al baño.
Al entrar al baño, encontré a nuestro pequeño en el lavabo con el grifo abierto a todo dar y el agua que chorreaba por todas partes. Fui a cerrar el agua y vi mi teléfono cerca, sometido al diluvio de agua.
Ay, no.
Como madre de seis hijos, he aprendido de primera mano lo resistentes que son los teléfonos inteligentes, pero esta vez no estaba segura si la promesa del fabricante de tecnología resistente al agua se mantendría.
Y desafortunadamente, a la mañana siguiente me encontré con la «pantalla negra de la muerte».
Intenté enchufar mi teléfono en un tomacorriente diferente y usar una configuración de cable y cargador diferente. Intenté presionar todos los botones con mucha fuerza. (Suena irracional, y lo era, ¡pero me sentía un poco desesperada en este momento!) Todavía nada.
Finalmente, decidí que necesitaba un teléfono nuevo. Fue entonces cuando tuve un momentito de pánico.
¿Cómo iba a conducir sin el GPS de mi teléfono? ¿Qué pasaría si alguien necesitara comunicarse conmigo? ¿Qué pasa si tengo que cambiarle una llanta al auto? (¡Soy la reina en imaginar los peores escenarios posibles!)
Entonces me vino la idea: puede que no tengas un teléfono que funcione, pero siempre tendrás una línea directa con Jesús.
¿Por qué me preocupaba no poder atender una llamada telefónica o enviar un mensaje de texto cuando tengo acceso al Creador del universo en cualquier momento, en cualquier lugar y dondequiera?
Muy a menudo estamos ocupadas con nuestras vidas, horarios, decisiones y luchas diarias, y sentimos que necesitamos resolverlo todo por nuestra cuenta. Nos sentimos estresadas y sobrecargadas tratando de hacerlo todo con nuestras fuerzas, olvidando que tenemos un Padre celestial que está deseoso de ayudarnos.
La Escritura dice: «los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos están atentos a sus oraciones» (1 Pedro 3:12).
El Señor está esperando y listo para escuchar nuestros clamores. Él quiere ayudarnos, si tan solo se lo pedimos.
El salmista que escribió el Salmo 37 reiteró esta verdad importante: «Claman los justos, y el SEÑOR los oye Y los libra de todas sus angustias« (Salmo 34:17, NBLA).
Hoy, cuando sientas que no sabes qué hacer, clama a Jesús.
Cuando no sepas cómo responder ante una situación difícil, clama a Jesús.
Cuando la vida te parezca desalentadora o cuando surge el desánimo, clama a Jesús.
Nunca tendrás que preocuparte de que se corte tu conexión con Él. Debido a que tienes una línea directa con tu Padre celestial, no tienes que afrontar sóla los desafíos y las luchas de la vida.
Padre celestial, ayúdame a recordar que no tengo que confiar en mis fuerzas y habilidades. Déjame mirarte a Ti en lugar de intentar abrirme paso a duras penas cuando la vida se siente desalentadora y difícil. ¡Que pueda clamar a Ti hoy en mi debilidad y verte ser fuerte a mi favor! En el Nombre de Jesús, Amén.