Se la estoy entregando a Dios.
Se la estoy entregando a Dios. Y me estoy comprometiendo a no volver a recogerla.
Sospecho que podrías encontrarte en una situación similar en la que sigues tratando de controlar algo o a alguien que está completamente fuera de tu control.
- Es esa situación que no puedes arreglar, pero de todos modos sigues preocupándote por ella.
- Es ese deseo de cambiar a una persona que no está dispuesta a cambiar, pero sigues trabajando más duro en ella de lo que ella está dispuesta a trabajar en sí misma.
- Es esa expectativa que sabes que no es realista, pero sigues permitiendo que tu decepción secuestre tus emociones.
- Es ese anhelo que dices haberle entregado a Dios, pero sigues trabajando entre bastidores, desesperada por arreglar las cosas tú misma.
Podemos ser responsables de hacer lo que debemos hacer en todos estos escenarios. Pero no debemos intentar hacer lo que solo Dios puede hacer. Mientras oraba sobre cómo realmente vivir esto, el Señor me recordó Mateo 11:28-30:
»Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana» (NVI).
A veces pienso que la razón por la que me aferro con fuerza a las cargas que necesito soltar es porque no veo evidencia tangible de que Dios esté haciendo algo. No veo ningún cambio. Ninguna intervención. Ningún avance. Pero Dios está obrando. Incluso en el silencio y en lo desconocido. Eso significa que puedo dejar de presionar. Puedo dejar de intentar controlar. Puedo dejar de intentar convertir a las personas en algo que no son. Puedo aceptar la verdad de que hay un Salvador del mundo, pero no soy yo. Esto no significa que me dé por vencida, sino que me estoy inclinando hacia el camino ligero y fácil de Jesús.
Una paráfrasis expresa las palabras de Mateo 11:28-30 de esta manera:
¿Estás cansada? ¿Agotada? ¿Desgastada por la religión? Ven a mí. Aléjate conmigo y recuperarás tu vida. Te mostraré cómo tomar un descanso verdadero. Camina conmigo y trabaja conmigo; observa cómo lo hago. Aprende los ritmos espontáneos de la gracia. No te pondré nada pesado ni mal ajustado. Hazme compañía y aprenderás a vivir libre y livianamente (MSG en inglés).
¡Vaya! ¿Qué pasaría si soltáramos las cargas que hemos estado cargando y las cambiáramos por los ritmos espontáneos de gracia de Jesús?
Hoy es un gran día para decir: «Basta. Ya hice mi parte y ahora debo dejar que Dios haga la Suya». Juntas, seamos obedientes a Dios declarando que confiaremos en Él con lo que le estamos entregando. Creo que cuanto más confiemos en que Él hará lo que solo Él puede hacer, menos nos resistiremos a Él. Cuanto menos nos resistamos a Él, menos sufriremos con ansiedad por lo desconocido.
Dios, te pido Tu ayuda mientras libero esta carga que se siente muy pesada. Te confío todo: los resultados, las preguntas, lo desconocido. Ayúdame a recordar que incluso si intentara seguir cargando con esto, no podría controlar el resultado. Tú eres el Salvador perfecto y suficiente que ya conoce el futuro, que no se deja sorprender por nada de ello y que sabe cómo guiarme a través de todo. Ayúdame a confiar en Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.
por LYSA TERKEURST